Javier G.Paradelo |
Torrelavega (EFE).- El cierre definitivo de la empresa Sociedad Nacional Industrias Aplicación Celulosa Española (Sniace) en 2020 ha dejado tras de sí un patrimonio documental e industrial de enorme valor para los historiadores que se pretende recuperar para analizar 81 años de actividad fabril.
Millones de documentos istrativos y de gestión de la antigua empresa desde los años 40 del siglo pasado abarrotan tres kilómetros lineales de estanterías en los distintos archivos de la empresa, incluidas las actas de compra de los terrenos al inicio del proyecto para levantar la factoría de Torrelavega.
Documentos relativos a los miles de empleados que trabajaron en la empresa, a proyectos constructivos de las distintas fábricas, memorias anuales, facturas y todo el papeleo que generó durante décadas la gestión y compra de eucaliptos, que fue la materia primera de su proceso productivo.

En una entrevista con EFE, el presidente de la Asociación Red de Patrimonio Industrial de Cantabria, Víctor Moreno, asegura que este fondo documental es fundamental para comprender la importancia que tuvo este gran completo industrial, que ocupó más de 600 hectáreas y dio empleo a más de 3.500 personas.
En el piso superior al archivo de gestión se halla lo que queda del archivo de la oficina técnica, departamento fundamental por ser donde se realizaban todos los planos de la vida productiva del complejo, desde las máquinas y los procesos, hasta los tratamientos de agua o las plantaciones de eucaliptus.
Una gran parte de esos planeros y documentos técnicos se han logrado recuperar del expolio producido con el achatarramiento de las instalaciones, directamente vinculada al proceso concursal y la posterior liquidación presentada tras ser incapaz la factoría de hacer frente a sus deudas.
Un museo sobre Sniace
Ese material está siendo restaurado y clasificado por técnicos en patrimonio y archiveros del Ayuntamiento de Torrelavega, con el objetivo de que no se pierda y de que, en un futuro, pueda ser expuesto en un museo sobre Sniace junto a maquinaria que ilustre los procesos productivos.
Para Víctor Moreno, toda esta documentación es «una fuente de información original y primaria de gran valor» para los investigadores, y ahora se pretende hacer lo mismo con los archivos istrativos que serán evaluados por los técnicos antes de que se pierdan de manera definitiva.
Considera que, desde el punto de vista industrial, los archivos de Sniace son únicos en Cantabria y entre los más importantes de España, que se conservan porque el papel no tiene un valor al mismo nivel de los metales para chatarra, que casi han desaparecido en su totalidad de las naves.

De entre todo lo que aún se conserva está la considerada «obra de arte» del laboratorio de química, un mural de varios metros cuadrados con la tabla periódica de los elementos, dibujado de manera artesanal en 1952, que servía como referencia para todos los procesos que allí se daban.
Además de maquinaria y documentación, se han rescatado abundantes testimonios gráficos en forma de miles de fotografías, material con el que se pretende prepara una exposición y un documental sobre la importancia de la empresa a nivel industrial, económico y social.
También se han encontrado películas de los años 60 que también se están intentando recuperar para digitalizarlas para su conservación y proyección durante los actos que se organizarán en los próximos meses.
Construida en 1939 por presos republicanos
Sniace se constituyó el 1 de diciembre de 1939 con domicilio social en Madrid, con instalaciones industriales y oficinas istrativas en Torrelavega y una oficina de ventas en Barcelona.
Durante más de medio siglo fue un grupo industrial químico de producción de celulosa, fibrana, lignosulfonatos, energía eléctrica y hasta finales de 2005, de poliamida, aunque con el tiempo, más del 60 % de las naves fueron quedando sin uso y olvidados gran parte de los archivos.
Su nombre se le relaciona con la que fue una de las mayores fábricas de Italia, SNIA Viscosa en Varedo, con sede en Milán.
Seiscientos presos del ejército republicano del penal de El Dueso, de Santoña, fueron trasladados a Torrelavega para trabajar como mano de obra en la construcción de la fábrica y redimir condena.

Se necesitaron siete años para que comenzara la producción de viscosa, en 1946, mientras que la fábrica de celulosa lo haría en 1950.
El presidente de la Red de Patrimonio Industrial asegura que recuperar los fondos documentales del que fue el mayor complejo industrial de Cantabria es «recuperar una parte de la identidad de Torrelavega», además de un acto de preservación histórica y un homenaje a todos los hombres y mujeres que contribuyeron al desarrollo de la ciudad durante 81 años.