Las Palmas de Gran Canaria (EFE).- El Cabildo de Gran Canaria y la Fundación Mapfre Canarias revisan en cuatro salas del barrio histórico de Las Palmas, Vegueta -la sede de esta fundación, el CAAM, San Antonio Abad y el Centro de Artes Plásticas- «el gran legado por la libertad» de la familia Millares Sall.
Y lo hace desde este jueves y hasta el próximo 31 de agosto con un centenar de obras -plásticas, musicales y literarias- realizadas entre 1936 y finales de los sesenta por Juan Millares Carló, su esposa Dolores Sall Bravo de Laguna, y sus nueve hijos, reunidas en la muestra «Millares Sall. Creación Plástica».
Así lo ha explicado en su presentación en rueda de prensa el comisario de la exposición y director del Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl, Celestino Celso Hernández, quien ha destacado que en esta muestra se incluyen un 20 % de piezas no expuestas en la denominada «Creación plástica en los Millares Sall», inaugurada en 2024 en la Fundación CajaCanarias de Santa Cruz de Tenerife, y se pierden otras.
El presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, ha subrayado que la saga Millares «llenó de vanguardia, rebeldía y excelencia artística la oscura etapa del franquismo, en la que fue perseguida», lo que llevó a sus nueve hijos a «aprender a combatir la injusticia con arte y valentía».
El director del CAAM, Orlando Britto, ha precisado que algunas de las obras que conforman esta exposición proceden de Madrid y del Museo de Arte Abstracto de Cuenca, otras han sido donadas por la familia, y ha estimado que si «Juan Millares Carló o su hijo Manolo» Millares Sall, «vieran cómo está el mundo hoy se sorprenderían de la vigencia» de la serie de pinturas «El hombre alienado» que hizo este último.

Britto ha defendido la necesidad de que la cultura y el arte «sigan siendo espacios de libertad» y ha celebrado que el Cabildo de Gran Canaria «no mire hacia otro lado» respecto «del abominable genocidio en Gaza» o de las guerras activas en Europa.
El comisario de esta muestra ha destacado la complicada labor a la que se ha enfrentado a la hora de organizarla en cuatro salas diferentes, si bien ha celebrado que, pese a perder la «unidad, ha ganado a Vegueta», barrio por el que discurre y al que José María Millares Sall dedicó su poema ‘Campanas de Vegueta’, musicado luego por Los Gofiones y Los Sabandeños, las dos grandes referencias de la música popular canaria.
En esta segunda y renovada puesta en escena de la obra plástica de los Millares Sall se incluyen tres piezas del padre, una de la madre y 35 de Manolo, 28 de Jane, 19 de Eduardo, 10 de José María y una de Agustín, ha detallado Celestino Celso Hernández.
El eje vertebrador de la muestra es Juan, el padre, «quien intuyó lo que luego sucedió, la guerra, y logró que la familia mantuviera» en esa coyuntura hostil «todas las conexiones», algo que no ocurrió entre Agustín y Manolo, quienes se distanciaron un tiempo por sus distintas formas de ver la creación artística, uno desde una perspectiva más realista y otro desde un punto de vista más abstracto, ha explicado.
En la sala del CAAM donde se inicia el recorrido por el legado artístico de los Millares Sall el comisario se detiene en la figura de Sixto, uno de los nueve hermanos que falleció con 20 años en 1942 como consecuencia de una tuberculosis, enfermedad que contrajo en el Ejército, al que se alistó como voluntario «para que en casa hubiera una boca menos que alimentar».
Sus padres no pudieron acompañar a Sixto en sus últimos días y el dolor de su muerte acompañó siempre a Manolo, cofundador del movimiento vanguardista ‘El Paso’ (1957), y de quien se exponen obras en la planta baja de San Antonio Abad de las serie ‘Los Mutilados de Paz’, que inauguró en Nueva York, ‘Homúnculos’ o ‘Los Curas’.
A Jane Millares se dedica un espacio en el Centro de Artes Plásticas, donde se exhiben piezas como ‘La cara del fascismo’, ‘Dos poetas muertos’ y otras cercanas al indigenismo, como ‘El parto’ o ‘El Africanito’.
Su hijo, Michel Jorge Millares, ha agradecido, emocionado, la iniciativa de los promotores de esta muestra, al considerar que «ya era hora de que Gran Canaria reconociera» la contribución de sus padres, tíos y abuelos. También ha valorado que Celestino Celso Hernández haya conseguido «juntar once puzles tan distintos en su forma y contenido».
Las aportaciones a esta exposición de Eduardo, caricaturista y padre del personaje ‘Cho-Juáa’, y de José María, Premio Nacional de Poesía 2010 y quien también tuvo una vocación plástica, se exhiben en la Fundación Mapfre Canarias. EFE