Los autistas reclaman reconocimiento: Queremos un diagnóstico temprano y gratuito

Barcelona, mar. (EFE).- Personas con autismo han reclamado que se reconozca la especificidad de su condición y sus derechos en el ámbito educativo, laboral y sanitario, para lo que es esencial una detección precoz: «Queremos un diagnóstico temprano y gratuito».


En vísperas del Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo (2 de abril), la asociación Aprenem Autisme, una de las principales entidades que atienden a niños y adultos con trastornos al neurodesarrollo en Cataluña, ha presentado este viernes un diagnóstico de la situación.


Cada autista es diferente y existen diversos grados, pero en general son personas que pueden presentar, entre otras condiciones, dificultades de sociabilización, problemas en el habla, hipersensibilidad al ruido, ansiedad y una forma diferente de ver el mundo.


«Aún están invisibilizados y reclamamos un reconocimiento de la especificidad del autismo, porque 1 de cada 81 personas es autista -en Cataluña- y va in crescendo», ha afirmado la responsable del área de intervención terapéutica de Aprenem, Laia Peña.


En una rueda de prensa, ha indicado que, pese a que la sociedad se considere inclusiva, las personas con autismo sufren vulneraciones en el ámbito educativo, laboral, sanitario o social.


En este sentido, la asociación reclama el reconocimiento oficial a través de la creación de un censo de personas autistas; incluir la especificidad del autismo en la cartera de servicios sociales con los apoyos adecuados; y más recursos en el ámbito laboral y educativo para que sean «realmente inclusivos».


La realidad hoy en día, según Aprenem, es que entre un 75 y un 90 % de las personas autistas adultas está en paro, faltan más apoyos en el sistema educativo y protocolos en la atención médica para detectar más casos y en edades tempranas, especialmente en niñas.


En este contexto, Peña ha valorado la voluntad de la Generalitat de hacer cribados en las escuelas para dar con trastornos del neurodesarrollo, porque «detectarlo de pequeño ahorra gran parte del sufrimiento que padecen los que son diagnosticados ya de adultos».


Un caso es el de Zacarias Benamiar, de 40 años y diagnosticado hace solo dos años como persona autista de altas capacidades, tras haber sufrido acoso en la etapa escolar y un consumo excesivo de alcohol de adulto porque, ha relatado, le «ayudaba a socializar».


Actualmente, en la evaluación periódica que le hacen en su trabajo, ha explicado que suspende la parte de habilidades sociales: «Requerirme esto es como pedir a una persona en silla de ruedas que suba unas escaleras», ha afirmado.


Originario de Marruecos, Benamiar habla cinco lenguas y ha encontrado un refugio en la música y en el orfeón en el que participa periódicamente: «Es un entorno seguro donde puedo interactuar con las personas», ha explicado.


El sesgo de género


Alejandra Da Silva, mujer autista de 50 años que recibió el diagnostico hace menos de dos años, ha lamentado por su parte que no se detectara su condición antes, en parte por un «sesgo de genero» que hace que las niñas y mujeres se manifiesten menos.


A su juicio, esto ocurre en parte porque «los test están hechos para varones» y porque las niñas, a diferencia de los niños, son más proclives a imitar el comportamiento de otras personas, lo que provoca que quede «enmascarado» el trastorno del espectro autista (TEA).


Además, Da Silva ha criticado que tuviera que recurrir a una entidad privada para tener un diagnostico: «Tenemos derecho a un diagnostico temprano y gratuito, en lugar de tener que dejarnos la vida para tenerlo por la privada porque la Seguridad Social no es capaz de hacerlo», ha criticado.


Ha asegurado que «no saber quién era durante 49 años» le ha provocado otras dolencias, como depresión, fibromialgia o fatiga crónica.


Un lenguaje más inclusivo

Para contribuir a visibilizar a estas personas rehuyendo de estereotipos y falsas creencias, Aprenem ha elaborado una guía con recomendaciones para una comunicación más inclusiva.


Aconseja usar palabras como «persona autista o neurodivergente», y preferiblemente tratarlo como una condición, en lugar de un trastorno.


También recomienda rehuir de la dicotomía de persona normal o anormal y, en ningún caso, mencionar el autismo como una enfermedad. EFE