Cartel indicador de Mojácar (Almería). EFE / Carlos Barba/ARCHIVO

La madre del británico muerto en Mojácar (Almería): “Tenía una enorme herida en la frente”

Miguel Martín Alonso | Almería (EFE).- Sandra Adams aún revive con dolor cada detalle del día en que le dijeron que su hijo Brett Dryden, un británico de 35 años afincado en Mojácar (Almería), había muerto, ya que desde entonces lucha por demostrar que la muerte de su único descendiente no fue natural.

La versión oficial señala que sufrió una embolia pulmonar que derivó en una caída accidental con un golpe en la cabeza. Pero su madre no lo cree. “Tenía una enorme herida en el lado derecho de la frente”, asegura en una entrevista con EFE. “Supe que algo no andaba bien cuando fui a verlo a la capilla ardiente”.

A pesar de que el caso fue inicialmente archivado, afirma que se reabrió días después tras denunciar la desaparición de objetos personales y aportar datos sobre lo que, según ella, apunta a un posible homicidio.

Brett vivía en Mojácar desde hacía cinco años y dirigía un club de cannabis legal. Era una persona “amable, siempre dispuesto a ayudar”, amante de la música, los festivales, y, sobre todo, de su hija Charley y de su perra Lila, una XL Bully.

“Era muy familiar”, cuenta Sandra. “En febrero de 2024 habíamos estado juntos en Disneyland París con sus primos por el cumpleaños de su hija”.

El 21 de julio de 2024, mientras Sandra regresaba del trabajo en Reino Unido, su esposo la llamó para decirle que unos amigos habían encontrado a Brett muerto en su domicilio. La autopsia inicial, recibida tres días después, apuntaba a una embolia pulmonar.

Dinero y objetos desaparecidos

Pero al ver el cuerpo, todo cambió para ella. “La herida en su cabeza, la sangre por toda la villa… No podía ser solo una caída”.
Según relata, pronto comenzaron a notar más irregularidades. “Nos dijeron que tenían su teléfono y sus gafas. Pero cuando Yash, el gerente de Brett, me pidió el código del móvil, descubrimos que el suyo era un iPhone, y no un Samsung como nos habían dicho”, recuerda.

En la casa, asegura, faltaban las ganancias del club —unos 6.000 euros—, el teléfono, unas gafas Gucci y la llave del coche.

Con la ayuda de un MacBook vinculado al móvil de Brett, lograron activar la función de localización. “La noche del 21 recibí incluso una llamada silenciosa desde su teléfono”, asegura.

Comunicaron estos hallazgos a la Guardia Civil y preguntaron a vecinos por grabaciones de seguridad. Uno de ellos les dijo que había entregado una grabación a los agentes en la que se veía a tres hombres saliendo de la propiedad de Mojácar alrededor del momento en que se estima la muerte de Brett.

“Creo al cien por cien que a Brett le quitaron la vida. Hablé con él esa misma mañana, y estaba en plena forma. No dejaría entrar a nadie que no conociera”, insiste.

El caso fue cerrado el 22 de julio, afirma, pero ella decidió repatriar el cuerpo a Reino Unido. “Íbamos a cremarlo allí, pero algo no parecía correcto. Si no hubiéramos descubierto que faltaban sus pertenencias, todo habría quedado ahí”.

Desde entonces, la familia ha gastado más de 15.000 libras esterlinas en su búsqueda de respuestas. Han contratado a una abogada española —“es increíble, sentimos un poco de esperanza”— y han iniciado campañas de recaudación de fondos y recogida de firmas para continuar el proceso. “Nuestra abogada irá a los juzgados de Vera (Almería) la próxima semana. Nos han dicho que el caso está activo”, afirma.

Sandra asegura que no descansará hasta saber qué ocurrió: “No creo que estuviera aquí si no fuera por conseguir justicia para Brett. Era mi único hijo. Su hija merece justicia. Le han arrebatado a su padre”. EFE