Junko Hagiwara, conocida como la Yunko por nombre artístico, posando en el Barrio de Santa Cruz de Sevilla. EFE/Julio Muñoz

Junko Hagiwara, La Yunko: de la gimnasia rítmica a triunfar en Las Minas como bailaora

Raquel Gutiérrez | Sevilla (EFE).- Junko Hagiwara, conocida artísticamente como La Yunko, es una bailaora japonesa afincada desde hace 20 años en Sevilla que llegó al flamenco a través de la gimnasia rítmica y que el pasado 11 de agosto se convirtió en la primera no española en ganar ‘El Desplante’, el primer premio de baile en la final del Festival Internacional del Cante de las Minas de La Unión (Murcia).

En una entrevista con EFE, La Yunko, de 48 años, ha defendido su actuación en el festival, no exenta de polémica y con algunos pitos cuando recogió el premio, aunque sobre todo su carrera como artista, que empezó cuando aún no sabía ni lo que significaba flamenco.

«Con 14 años empecé a aprender gimnasia rítmica y descubrí gracias a un campeonato mundial a la española Ana Bautista, quien utilizaba la guitarra flamenca en sus ejercicios. En ese momento fue la primera vez que escuché la palabra flamenco», y prendió la llama de la curiosidad, explica.

«Maldición» que la acompaña

En una época en la que no había internet y el desde Tokio a la cultura española no era tan inmediato, Hagiwara descubrió un disco de cante en el que simplemente escuchaba voz. Para ella, eso no era «un cante, ni canción, ni nada, era como un grito, una maldición» que le provocó, además de su curiosidad innata, «miedo».

Desde entonces, esa «maldición» le ha acompañado toda la vida y la ha llevado a más de 14.000 kilómetros de su casa para aprender y vivir de lo que denomina el «arte».

«Para mí el flamenco es el arte. Para bailar profesionalmente hay que tener técnica pero no hay que olvidar el arte», dice, y añade: «Antes de empezar estaba impresionada por el arte, no por la técnica, ni por un movimiento superficial o vistoso, sino por el arte, que es algo interior».

Una visión del flamenco inspirada en gran manera por sus referentes y maestros como José Galván, Torombo, Milagros Menjíbar, Carmen Ledesma, Concha Vargas o Ana María López, de los que dice haber tenido la suerte de aprender no solo coreografías o pasos, sino formas de ver el flamenco.

«Cada uno tiene su forma de ver el flamenco, pero el arte es muy importante, si no se convierte solamente en técnica y se pierde la esencia del flamenco», comenta la bailaora.

-Junko Hagiwara, conocida como la Yunko por nombre artístico, posando en el Barrio de Santa Cruz de Sevilla. EFE/Julio Muñoz

Festival de las Minas

No era la primera vez que La Yunko se subía a las tablas de la ‘Catedral del cante flamenco’, en el antiguo mercado público de La Unión. La primera vez fue hace 10 años, pero entonces no llegó ni a semifinales.

Esta vez sí. Después de días de estar en «una montaña rusa» de emociones, de los tarantos de la semifinal y las cantiñas con mantón de la final, la llamaron. La Yunko, una bailaora japonesa, se había hecho con ‘El Desplante’, el primer premio de baile, y por primera vez en los 63 años de historia del festival, el trofeo iba para una no española.

«Tenía muchas dudas, no sabía si presentarme, ya que en los concursos se presentan los jóvenes, yo tengo una edad», ha confesado la bailaora, que dice que el resultado «fue inesperado».

«Ya solamente llegar a semifinales fue un logro, estaba en una montaña rusa que no podía asimilar, llegué con esa excitación a la final, y en el escenario no me sentí muy cómoda de los nervios».

Momento incómodo

Pero el momento más incómodo no fue durante su actuación, sino en la entrega de premios, cuando una parte del público comenzó a abuchearle y pitarle.

Un momento en el que Hagiwara, se sintió «sola» al sentir no solo el peso físico del trofeo, sino también el peso de «lo que viene ahora», el «seguir bailando con ese peso, con esa responsabilidad».

«No sé si la polémica tiene que ver con que yo sea japonesa», reflexiona, «hay personas que en las redes sociales publican algo desde su imaginación, y esa parte a mi me machaca, me duele mucho, y lo he llegado a sentir como acoso».

Algo que ha contrarrestado con una oleada de cariño por parte de aficionados y artistas, tanto españoles como japoneses, y de una convicción de que «independientemente de las críticas» debe seguir su camino en una profesión «difícil y bonita», a la par que «sacrificada».

La Yunko ha defendido el festival de Las Minas y todo lo que representa y asegura que siente mucho respeto por el «cante de las minas», que estudió antes de presentar su candidatura, y del que se empapó de su historia y raíz para poder expresarlo en su baile.

Define su modo de bailar como «sincero» y «espontaneo», y reconoce que ser japonesa ha marcado su forma de actuar, al ser «el baile un reflejo de cada persona, y la experiencia vital». EFE